TIJUANA — Casi dos años después de que una madre de Long Beach muriera durante una operación de cirugía estética en Tijuana, la fiscalía de Baja California ha acusado al médico que realizó dicho procedimiento de homicidio por negligencia, y un juez dictaminó el viernes que existen pruebas suficientes para seguir adelante con el caso.

El médico fue vinculado a proceso ante un tribunal de Baja California por homicidio por impericia y negligencia médica en la muerte, ocurrida en enero de 2021, de Keuana Weaver, de 38 años y madre de dos hijos. También se le acusa por usurpación de funciones.

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Bajo las normas mexicanas que permiten el acceso de los medios de comunicación a los procedimientos judiciales, el médico debe ser identificado públicamente solo por su nombre de pila. En coberturas anteriores, el Union-Tribune ha identificado al médico por su nombre completo, Jesús Manuel Báez López.

El viernes declaró en una audiencia realizada vía Zoom.

Al final de la audiencia del viernes, el juez dictaminó que había suficientes pruebas iniciales para acusar al médico. Su equipo de abogados no pudo ser localizado vía telefónica para comentarios tras la audiencia.

La familia de Weaver dijo que ella murió el 29 de enero de 2021 en la mesa de operaciones de la clínica de cirugía estética Art Siluette Aesthetic Surgery mientras se sometía a una liposucción y a una abdominoplastia. Báez figuraba como director de la clínica.

“Me alegro de que se haga algo, espero que sigan adelante con ello”, dijo por teléfono el jueves Renee Weaver, madre de Keuana, el día que se enteró de la acusación penal. Dijo que el médico había “intentado encubrir” la muerte de su hija.

“Estuvo mal. Debería pagar por ello”, dijo Renee Weaver. “Pero aún no puedo celebrarlo. Cuando digan que va a ir a la cárcel, entonces lo celebraré”.

En su declaración del viernes, el médico no negó que Weaver muriera en su clínica, y dijo que intentó reanimarla sin éxito. Dijo que no “le desea a nadie pasar por un momento así”, y añadió: “Desde que me formé como médico, siempre quise ayudar a la gente, no causarle ningún daño.”

Pero dijo que Weaver conocía los riesgos asociados a los procedimientos.

La asesora jurídica asignada por el tribunal para representar los intereses de la víctima argumentó que el documento en el que se explicaban los riesgos estaba en español, que no era el idioma principal de Weaver. La fiscalía argumentó que también faltaba la firma de Weaver en algunos documentos clave.

La fiscalía adjudicó la muerte de Weaver a la mala actuación del médico y también argumentó que no estaba certificado para realizar los procedimientos que practicaba. El médico insistió en que tenía la pericia y conocimientos para realizar las operaciones.

Una investigación del Union-Tribune del año pasado descubrió que Báez había obtenido una maestría de dos años en cirugía estética -otro cirujano dijo que eso se refiere a procedimientos menores como las inyecciones de Botox-, pero parecía carecer de credenciales como cirujano plástico certificado. La fiscalía argumentó el viernes que la universidad podría no estar debidamente acreditada.

Aunque la muerte de Weaver fue el caso más grave -lo que llevó al FBI a abrir una investigación-, también hubo otras dos mujeres que declararon al Union-Tribune haber sufrido ese día aparentes operaciones fallidas en la clínica de Báez.

Kanisha Davis, amiga de Weaver, declaró que ella y Weaver habían acudido juntas a la clínica para someterse a las mismas intervenciones de liposucción y abdominoplastia. El marido de Davis la llevó a su casa en California tras enterarse de la muerte de Weaver, dijo, y pronto Davis empezó a sangrar internamente y a vomitar profusamente.

Dijo que al final tuvo que ser trasladada en ambulancia a urgencias y hospitalizada durante dos semanas. “Si no hubiera ido al hospital cuando lo hice, habría muerto”, declaró Davis al Union-Tribune el año pasado, afirmando que el personal del hospital le dijo que tenía una hemorragia interna y un hematoma, o acumulación interna de sangre.

Esmeralda Iñiguez declaró al Union-Tribune el año pasado que había sido operada el mismo día que Weaver y Davis en la misma clínica. Pocos días después, en estado de shock séptico, tuvo que ser trasladada de urgencia a una sala de urgencias de Chula Vista.

“Me tensó demasiado los músculos abdominales, aplastando todos mis órganos y cortando el suministro de sangre a mis riñones, lo que provocó algo llamado Síndrome Compartimental Abdominal”, declaró Íñiguez en abril de 2021.

Residentes de Estados Unidos suelen buscar en Tijuana asistencia médica de bajo costo, incluidos los procedimientos estéticos. Pero los médicos advierten que buscar este tipo de cirugías puede ser arriesgado.

En 2019, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades emitieron una advertencia después de que 11 estadounidenses que se sometieron a procedimientos para perder peso en la ciudad fronteriza regresaran a casa con infecciones resistentes a los antibióticos.

En los últimos años, las autoridades de México y Baja California han fomentado la industria del “turismo médico” en el estado, e incluso abrieron en 2011 un carril médico especial que permitía a los pacientes estadounidenses de médicos mexicanos registrados evitar en su mayor parte las esperas notoriamente largas en el paso fronterizo vehicular de San Ysidro.

La Secretaría de Economía Sustentable y Turismo de Baja California calcula que el sector se ha triplicado en los últimos años, pasando de 800 mil turistas médicos documentados en 2014 a 2.4 millones en 2018, lo que genera unos ingresos anuales de más de 1700 millones de dólares.

Eso incluye el efecto indirecto del gasto en hoteles y restaurantes de lujo, donde los pacientes se alojan y comen antes y después de sus procedimientos.

La oficina del FBI en Los Ángeles, que abrió una investigación sobre la muerte de Weaver el año pasado, no respondió el viernes a las preguntas sobre si la agencia participó en la presentación de la acusación penal contra el médico. La agencia declinó hacer comentarios el año pasado cuando el Union-Tribune informó de que estaba investigando la muerte de Weaver.

Bella Allen dirige un grupo de Facebook llamado “Botched Plastic Surgery in Mexico-Exposed” (Cirugía plástica fallida en México: al descubierto), que, como su nombre indica, pretende dar a conocer las operaciones de cirugía estética que han salido mal y sobre los médicos que las han realizado, así como poner en contacto a la gente con cirujanos seguros y de confianza.

Allen dijo que Báez destacó como cirujano especialmente peligroso, hasta el punto de que creó un grupo aparte, “Botched by Baez in Tijuana”, donde esas experiencias pudieran centralizarse.

“Estoy muy contenta”, dijo Allen el jueves al enterarse de que el médico se enfrentaba a una acusación penal. Dijo que ya era hora de que un cirujano plástico de Tijuana se enfrentara a cargos penales por un trabajo chapucero y peligroso.

“Empieza con esto. Debería caer por todos los médicos”.

Allen ha leído las historias de docenas de mujeres, o se ha comunicado con ellas, que denuncian que Báez las ha lesionado o desfigurado. Dijo que, basándose en las historias de esas mujeres y en las investigaciones que ella y otros han realizado, Báez parece haber aceptado regularmente a clientas más arriesgadas y prometido resultados poco realistas a clientas con un Índice de Masa Corporal más elevado. Y afirmó que a menudo “hace un gran trabajo”, al menos en apariencia.

Comparó su trabajo con el de un plomero que acude a una casa y detiene una fuga de agua de una tubería a bajo precio. El propietario está encantado con el resultado y el costo, hasta mucho más tarde, cuando descubre que se arregló con cinta aislante y que lleva años goteando lentamente sin que se note.

“No tienes ni idea de lo que hizo detrás de esa pared”, dijo Allen, rematando la analogía. “Solo porque tengas buen aspecto, no tienes ni idea de lo destrozado que estás por dentro”.

Desde 2014, la ley del Estado en Baja California estipula que solo los cirujanos plásticos certificados pueden realizar liposucciones y otros procedimientos estéticos como abdominoplastias y “cambios de imagen para mamás.”

En un sitio web ya desaparecido, Báez no enumeraba sus títulos de cirujano plástico. Tampoco mencionaba entre sus credenciales haber recibido la formación especializada como cirujano que es legalmente necesaria para ejercer la cirugía plástica. Sí citó un máster en “cirugía estética”, que suele referirse al botox y otros tratamientos menores.

El Registro Nacional de Profesiones de México muestra que Báez obtuvo una licenciatura en 2007 como médico general por la Universidad Autónoma de Baja California, y en 2012 obtuvo una maestría de dos años en cirugía estética por el Instituto de Estudios Superiores de Medicina.

Una clínica de cirugía estética que Báez dirigía anteriormente -Grupo Médico Clínica Santa Fe- fue una de las 10 de Tijuana clausuradas en abril de 2015 por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios de México por “no cumplir los requisitos mínimos para operar legalmente.”

Un portavoz de dicha dependencia a nivel estatal declinó hacer comentarios el viernes sobre los cargos penales, citando que el caso estaba bajo investigación.

Alex Riggins, Alexandra Mendoza

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